SANTO DOMINGO.- El jurista costarricense Rodrigo Jiménez Sandoval aseguró que en la construcción de la masculinidad positiva hay un principio fundamental, que es la igualdad.
Al realizar su presentación en modalidad virtual durante la II Jornada de Formación Internacional sobre Masculinidad Positiva, organizada por el Tribunal Constitucional (TC), el especialista en derechos de las mujeres y de las personas con discapacidad aseguró para su fundamentación y/o justificación, que todo trato diferenciado debe utilizar razones objetivas, razonables y justificadas, y por supuesto, asegurar que no tenga como resultado un trato discriminatorio.
Sobre las masculinidades, en su ponencia, titulada “Rediseñar la masculinidad desde la igualdad. Otras formas de ser hombres. Construyendo masculinidad positiva”, dijo que hay hombres que se alejan de las especificaciones tradicionales del término y otros que no pueden cumplir con los estereotipos culturales; de ahí que la igualdad es hoy día un principio base para romper con el patriarcado.
Al desarrollar el tema presentó varios términos y habló del elemento biológico, señalándolo como un aspecto importante, porque difícilmente se puede cambiar.
Dijo que la evolución del cambio de mentalidad se ha dado lentamente, porque pesan muchos fundamentos como el edadista, relativo a los cambios por la edad, y conceptos religiosos como los encontrados en los libros: Deuteronomio 21: 11-14 y 22:5, Levítico 15:19 y 20:13. Asimismo puntualizó que el uso de las definiciones de términos relacionados a los “seres humanos” y el “hombre” figuran como conceptos machistas.
En la modificación de los patrones socioculturales, el abogado Jiménez Sandoval señaló que en el artículo 5 de la Convención sobre todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) se establece que la persona debe ser abordada desde un marco conceptual basado en los estándares del derecho internacional y dirigido a proteger y garantizar los derechos humanos desde una perspectiva de género y transformar las relaciones desiguales de poder generadas por el sistema patriarcal.
En ese sentido, recordó que los Estados Partes acordaron tomar medidas para modificar los patrones socioculturales en el que las personas logren alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.
Siguiendo esa idea, citó contenidos de algunos artículos de la Convención de Belem do Pará y sus considerandos, así como los alcances de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Convención Interamericana para la Protección de los Derechos de las Personas Mayores (art. 32), la Convención Iberoamericana de Juventud art 5, la Convención del Derecho del Niño y la de los Derechos de los Migrantes, entre otros cónclaves internacionales.
El conferencista indicó que el enfoque busca que la igualdad en los instrumentos internacionales de protección de derechos humanos no discrimine, que tenga igualdad sustantiva (reconociendo las diferencias existentes) y responsabilidad estatal (que corrija el entorno que causa desventaja a los seres humanos).
En su análisis, concluyó que la igualdad no es una fórmula mecánica, sino un principio complejo e importantizó que los procesos de socialización patriarcal y la convivencia comunitaria deben interpretar esas normas y principios de los derechos humanos de manera que se tenga en mente quiénes son los y las derechohabientes.
Además, Jiménez Sandoval planteó que se debe tomar en cuenta condiciones como edad, sexo, diversidad sexual, discapacidad, estatus migratorio, etnia y condición económica, entre otras, para reducir la brecha generada por las relaciones de poder del sistema patriarcal.
Propuso estudiar las estructuras que obstaculizan el goce de esos derechos en la familia, la comunidad y el Estado.
A su juicio, los tipos de poder que se van construyendo deben observarse y para ello es esencial la interseccionalidad, que definió como: “herramienta que ayuda a entender la manera en que conjuntos diferentes de identidades influyen sobre el acceso que se pueda tener a derechos y oportunidades, así como las relaciones de poder que surgen de estas identidades que facilitan el trabajo en derechos humanos al evidenciar las diversas formas de discriminación que pueden sufrir las personas”.