Derechos de la mujer que eran reservados a hombres propician replanteamientos de hábitos lingüísticos, afirma catedrática española

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Publicación: Jueves 22 de Octubre , 2020 / 04:47 A. M.
Derechos de la mujer que eran reservados a hombres propician replanteamientos de hábitos lingüísticos, afirma catedrática española

SANTO DOMINGO.- “La profunda transformación social que ha supuesto el que las mujeres hayan conseguido derechos reservados únicamente a los hombres ha propiciado el replanteamiento de muchos hábitos lingüísticos”, afirmó la profesora española Susana Guerrero Salazar en el marco del IV Taller Internacional de Periodismo con Perspectiva de Género, auspiciado por el Tribunal Constitucional de la República Dominicana.

La catedrática de la Universidad de Málaga, España, dijo que entre los hábitos lingüísticos replanteados figuran las feminizaciones de los términos, los cambios de significados, la creación de neologismos y la preferencia por construcciones que eviten el abuso del masculino genérico.  

“Todo ello se aprecia, en mayor o menor medida, en todos los ámbitos y, de un modo especial, en los medios de comunicación, los cuales ejercen una influencia idiomática superior a la del sistema docente”, aseguró en el evento desarrollado en forma virtual. 

Al dictar la conferencia “Sexismo en el lenguaje de las noticias. El papel de la prensa en la educación lingüística”, la especialista y escritora manifestó que resulta obvio que pueden contribuir, y de hecho contribuyen, a erradicar el sexismo lingüístico, pues, junto a las redes sociales, son un canal para debatir sobre él, denunciarlo y combatirlo. 

La profesora Guerrero Salazar indicó que el papel de los medios de comunicación en la educación lingüística es fundamental y, sobre todo, en lo concerniente al lenguaje inclusivo. Si los medios lo fomentan, formará parte con naturalidad de nuestra lengua. Eso sí, haría falta hacer un debate profundo y serio que nos permita llegar a un consenso.

Expresó que para detectar cuándo un discurso es sexista podemos emplear la regla de inversión, que consiste en sustituir los términos femeninos por los correspondientes masculinos, y a la inversa, y señaló que si la expresión resultante es extraña, probablemente no estemos usando nuestra lengua de manera igualitaria nuestra lengua.  

Dijo que puede ocurrir que al intentar practicar la regla de inversión, lo que encontremos sea un vacío léxico, es decir, la imposibilidad de contar algo en femenino o en masculino, lo cual resulta bastante revelador, pues lo que no se nombra es tan importante como lo que se nombra. 

“Al analizar la prensa, descubrimos fácilmente una perspectiva androcéntrica, mediante la cual se nos presenta el discurso como si solamente existiera el sexo masculino. Se trata de una visión parcial, pues se valora lo masculino como si englobara todas las experiencias humanas”, afirmó Guerrero Salazar.  

El androcentrismo es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas. Esta concepción de la realidad parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, sean hombres o mujeres.

Explicó que el androcentrismo se advierte no solo en la manera de nombrar, sino también en lo no nombrado, en lo que queda oculto o excluido y, por tanto, discriminado. Por ello conviene prestar especial atención a la utilización de palabras, expresiones y estructuras que, aunque pueden pasar desapercibidas por su cotidianidad y porque cuentan con el respaldo de la tradición, no manifiestan un trato igualitario hacia los dos sexos. 

“Y esto puede ocurrir con el abuso del masculino genérico, con la utilización de un léxico estereotipado, con el uso en masculino de los nombres de las profesiones prestigiosas cuando son desempeñadas por mujeres (*la abogado, *la médico, *la arquitecto), etc.”, adujo.  

Precisó que se destaca también la identificación sexual de las mujeres, restando importancia a las cualidades o acciones que tienen que ver con su vida profesional, cuando, en vez de aludir directamente a su profesión, se las nombra mediante los términos mujeres o chicas, o se añaden aposiciones o adjetivos redundantes del tipo *las mujeres deportistas o *las deportistas femeninas en lugar de decir directamente las deportistas (pues nunca se dice *los hombres deportistas, sino los deportistas). 

El que las mujeres aparezcan nombradas en la prensa bajo el masculino genérico puede producir, además de ocultamiento, ambigüedad en la interpretación. 

Dijo que este uso del masculino invisibiliza e, incluso, puede quitar protagonismo a las mujeres en profesiones en las que son mayoría, como sucede en el siguiente titular, que utiliza empleados del hogar para nombrar un ámbito especialmente feminizado: Báñez consultará al CES sobre equiparar empleados del hogar y régimen general (lavanguardia.com, 3-V-18).  

La profesora española afirmó que el lenguaje se ha construido históricamente sobre una situación de desigualdad entre mujeres y hombres, por lo que reproduce y legitima la discriminación, unas veces por exclusión, otras por omisión o anonimato; otras, por subordinación o por denigración. 

“Aunque esto es fundamental enseñarlo en las escuelas (Guerrero Salazar 2019d), no podemos olvidar que los medios de comunicación ejercen una influencia idiomática superior a la del sistema docente, por tanto, es necesario que, junto con las redes sociales, se conviertan en un canal para debatir sobre el sexismo, denunciarlo y combatirlo”.